Panitas, soy Armando, aunque todos me dicen "Mando", y les voy a contar la historia de cómo descubrí que mi casa está, literalmente, *embrujada*. Para darles contexto, soy de esos que no le tiene miedo ni a la oscuridad ni a las películas de terror. Pero esta experiencia me hizo cambiar de opinión, porque no se siente igual cuando el terror pasa en tu propia casa, ¿me entienden?
Todo empezó cuando una noche me quedé solo porque mis papás salieron a una boda, y me quedé con la casa para mí. Primero estaba a gusto jugando, cuando de repente la tele se prendió sola. "Ah, de seguro la dejé programada", pensé, pero luego volvió a pasar… ¡y luego las luces de la cocina se apagaron! Ya empezaba a asustarme un poco.
Entonces me llegó un mensaje de mi amigo Raúl, alias "El Flaco".
Flaco: "Mando, dice la gente que tu casa está construida sobre un antiguo cementerio, bro."
Yo: "¡No inventes, Flaco! ¿Me estás asustando o qué?"
Flaco: "No, bro, ¡es real! Dicen que en la noche se escuchan cadenas y se ven sombras…"
Ahí fue cuando sentí el escalofrío en la nuca, como si alguien estuviera respirando detrás de mí. Me giré y no había nadie, pero la puerta del baño estaba… ¡entreabierta! (Inserten videomeme de horror aquí).
De repente, escuché un ruido en la cocina, como si alguien hubiera tirado una cuchara. Fui a ver, pero todo estaba en orden… hasta que vi la olla de tamales de mi mamá, moviéndose *sola*. Les juro que no sabía si reírme o salir corriendo, pero mi amigo Toño, alias "El Valiente", se apareció justo a tiempo.
Yo: "¡Toño, esta casa está embrujada, te lo juro!"
Toño: *Con mirada seria* "Calma, Mando, esto se resuelve con sal y un poco de valor. Vamos a echarle sal a las esquinas."
Yo: "¡Ah, pues échale porque yo ya me estoy quedando sin valor!"
Ahí estábamos, echándole sal por toda la casa como si estuviéramos en una película de cazafantasmas, y cuando llegamos al cuarto de mi hermana, ¡la ventana se cerró de golpe! Les juro que ahí sí solté un grito de pánico y salimos corriendo de la casa, directo a la tienda de la esquina. Nos quedamos ahí hasta que regresaron mis papás.
Al final, cuando les conté lo que pasó, mi mamá solo dijo: "Ay, Mando, seguro fue el viento." Pero yo sé la verdad, panitas… esa casa está embrujada.
¿Qué opinan? ¿Me estoy volviendo loco o ustedes también han vivido algo así? ¡Déjenlo en los comentarios!
CIERRO HILO.
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